miércoles, 11 de mayo de 2011

Due to my strength.

Encuentro muchas palabras para explicar lo que está pasando en este momento, pero ninguna es la adecuada para describir lo que pasa dentro de mi. Mucho tiempo paso desde aquél 27 de Noviembre, a unas cuadras de mi casa. Eso que quizás, me hizo madurar en algún sentido, y me enseñó que nadie más que yo puedo ayudarme. Sé que dolió; y lloré entre el juramento de no volver a dejar que alguien me volviera a hacer algo así jamás, aunque eso implique no volver a querer a alguien otra vez. Pero que lo recuerde, no significa que me conmueva, sino que me revive. Saber que sentí algo tan poderosamente peligroso me da escalofríos; y la confusión yace en querer sentir esa sensación otra vez, y al mismo tiempo, tener miedo de arriesgarse, pero, el que arriesga, no gana, ¿no? O tal vez el que arriesga tampoco gana, entonces, qué hacer? Nada, esperar. Simplemente ver cómo las cosas van sucediendo, cómo la vida corre, y tratar de desacelerar nuestro proceso; tomarnos nuestro tiempo. Así caiga 10 veces, o tropiece 15, 20, 30 veces con la misma piedra, sabré que el tiempo me ayudará sólo a hacer una cosa: levantarme, porque es posible que no aprenda a no volver a caer, pero lo que sí aprenderé, es a levantarme. No importa el grosor de la herida, ni que tan fuerte fue la caída. Con la frente en alto seguiré marchando, sabiendo que un día sufrí tanto, nada va importar más que mi felicidad.

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