martes, 26 de julio de 2011

Escondidos.

Dos personas totalmente ajenas, vidas diferentes, y aspiraciones casi opuestas. El destino jugo una pasada casi imperceptible, y los junto; no era el momento oportuno para cruzar estas dos almas, pero, quién se atreve a cuestionar al destino? Difícil respuesta. Ella, mujer con poco poder de decisión, inicios de bipolaridad, inconstante, difícil de comprender, pero una buena muchacha. Él, joven atropellado, impulsivo, caballero, chico totalmente de barrio, humilde, y comprometido con una muchacha del . Dos personas totalmente opuestas.
Una noche, la muchacha salió con su amiga para intentar olvidar esos problemas semanales que le causaba dolor de cabeza. Caminando sin rumbo aparente, se toman con unos conocidos del barrio, y acceden a pasar lo que queda de la noche con ellos. Esa fue la noche en que el mundo conspiró para que estas dos almas se crucen, y suceda algo extrañamente gustoso para ambos: de un momento a otro, se encontraron besándose y acariciando sus rostros. En el momento en que ambos abrieron sus ojos, se dieron cuenta del grave error que estaban cometiendo: él estaba comprometido, no podía fallarle de esa manera a la persona que le amaba; y ella se arrepentía por haber cedido para sentirse 'la segunda'. Por el bien de ambos decidieron dejar esa noche guardada en su memoria y prometieron guardar su secreto para que nadie salga lastimado.
Con el correr de los días, él no podía olvidar lo sucedido, y decidió volver a buscarla. Cuando al fin la encontró, trató de explicarle lo que sentía -aunque le resultaba difícil, nunca fue bueno para expresarse-. Ella insistía en hacerle entender que era una locura; él tenía su pareja, y no había lugar para ella. Pero algo dentro de su ser sabía que el podía ser el hombre con el que ella quisiera compartir momentos. Luego de la charla, sucedió lo que ambos presentían: terminaron en la casa de él, ahogados en pasión, con la emoción del reencuentro a flor de piel.
Los años fueron pasando, y ellos seguían encontrándose en el mismo lugar. Él no tenía el valor de enfrentar la situación, no podía decirle a su prometida que la pareja no funcionaba más, el ya no sentía lo mismo, amaba a otra mujer. Y la muchacha, por su parte, se convencía de que algún día él iba a dejar a su compañera, y que por fin decidiría apostar todo por su nuevo amor. Esa ilusión no cesaba, era una luz que jamás titilaba ni se apagaba. Por más que pase el tiempo, por más de los engaños existentes, ninguno de los dos podía evitar ese amor que se tenían, esa comprensión, esa necesidad que tenían el uno del otro; y, aunque a algunos les podría resultar imposible mantener esa situación, ellos siguieron juntos por siempre. Cada vez que se veían, se les iluminaba la cara, y seguían sintiendo esa emoción que habían sentido hace 35 años atrás; siendo felices a su manera.
El amor es algo extraño, nunca se sabe en qué lugar se puede encontrar, y tampoco se puede adivinar el momento en el que aparecerá. Pero, en el preciso instante en que te topas con él, no puedes soltarlo, te aferras a él como a un salvavidas. Puedes ser viejo, y saber que pronto dejarás de existir en éste mundo, pero lo único que te queda y te llena el alma, es saber que al menos una vez sentiste amor; eso te mantendrá vivo por siempre. Es una llama que jamás se extinguirá, que prevalecerá por siempre en nuestros corazones...

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