domingo, 26 de diciembre de 2010

Y macho te creías.

Porqué la imagen gratuita que me diste? Haciéndome quedar como la hija de puta, una "rapidita", eso siempre quisiste. Me puteaste en mil idiomas y yo no te conteste ni la cuarta parte. Me dejaste sola como una idiota  y yo buscándote hasta tarde. Me cambiabas por la primera puta que se te cruzaba, y yo, como siempre, te perdonaba.  No te juzgo como persona, seguro tenes buen corazón, pero siempre estas ahí, mascando tu rencor.
Si salía con una amiga, vos la arreglabas garchandote a alguna,  y según vos yo era la puta. Tenías banda de secretos que seguramente hay más de uno que desconozco. A diferencia tuya, yo te conté todo. Si estuve con alguien, fue cuando ya no estábamos juntos, aunque pienses que no era justo.
Me tendiste 30 trampas y en todas yo caí, tardaba en reconocer las cosas, pero siempre te dí el "si". Si yo te preguntaba algo, vos decías que siempre saltaba con lo mismo, era otra forma tuya de intentar cerrarme el pico.
A pesar de mi desconfianza, siempre en vos creí. A pesar de verlo con mis propios ojos y vos me digas "yo no fui".
Me comí una piña tuya por estar parada en una plaza, me devolviste el anillo y me dijiste "anda a hacerte la gata". Cómo siempre, esas eran tus excusas para dejarme, y si yo empezaba a hablar con alguien, lo usabas para torturarme.
Te hacías el bueno con mis viejos, pero ellos ya sabían que vos eras un gato negro. Un bicho de mal agüero que siempre andaba con sus cuentos.
No sé si me quisiste, y tampoco sé si me interesa, lo único que sé es que ahora me das pena. Tu rencor e ignorancia ahora me lo paso por la cajeta. Te haces ver como todo un macho, si la gente supiera que sos un niño malcriado. Egoísta, soberbio y orgulloso de ser necio. Después te quejas de tener que pagar un alto precio.
Lo que nunca voy a olvidar es la noche que me corriste una cuadra, nunca te voy a perdonar, te pasaste de la raya. Me levantaste del cuello y me rompiste el pantalón, otra vez, sin pensarlo, me levantaste la mano. Esas cosas no se hacen, y menos por despecho. Si querías irte, sólo tenías que hacerlo. No hacía falta amenazarme, ni gritarme en plena calle. La gente se enteró de todo con tan sólo escucharte.
De todas las cagadas que te mandaste, sólo algunas reconociste. Ni siquiera me pediste perdón, que clase de hombre te creíste? Y no escribo esto por darte importancia, lo hago porque yo soy la que lo necesitaba. Hace un año me vengo callando, creo que eso es demasiado. Y si hoy hablo es para que la gente conozca mi lado. Mi versión y la tuya, cuál crees que ganará? Ya me estoy pareciendo a vos con tanta competitividad.

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